El GATO EN LA LITERATURA

"No creo que haya un animal más literario que el gato. Su prestigio literario avalado por los 57 gatos que tenía Hemingway en su casa de La Habana, por las Canciones de Lorca  y los Poemas de Borges  es muy superior a su prestigio social". Antonio Burgos.

.

Efectivamente, desde siempre ha existido una intensa relación de compañerismo y complicidad entre los escritores y los gatos, de tal forma que ningún escritor que tenga gatos se resiste a convertirlos en protagonistas de una historia,o al menos mencionarlos en ella. 

¿Cuál es el motivo de esa mutua atracción ?

He aquí algunas explicaciones:

.

"A los gatos es gusta la gente creativa, no obstinada en relaciones de fuerza, de posesión y que por esto puede aceptar sin sentirse frustrada que un gato les imponga su forma de vivir. No hace falta que esta gente sea gato en el horóscopo chino para estos felinos la adopten..." Moira Soto

"La humanidad está dividida entre las personas que los gatos aceptan y las que son rechazadas por ellos sin motivo aparente.
Porque estas bellas y cimbreantes bestias cuyo esqueleto de doscientos y pico de huesos es sostenido por más de quinientos músculos, se toman la libertad de elegir incluso a quienes merecen hacerles una caricia al pasar. Afortunadamente para los/as humanos/as que se sienten irresistiblemente atraídos/as por los gatos, suele haber coincidencia, amores correspondidos. Sobre todo, si los/as amantes de estos felinos tienen algo que ver con las artes, en particular con la literatura: a los gatos les encantan los libros, los papeles escritos o en blanco –quizás porque les traen halagüeñas remembranzas de cuando eran idolatrados en el Antiguo Egipto–, el rasguido de la lapicera y hasta se bancan con elegancia la pantalla encendida y el sonido de las teclas de la computadora.
Aunque nada les gusta más a algunos mininos –aparte de las aceitunas, la valeriana y el caviar– que acomodarse sobre la mesa en que están esparcidas las hojas y apoyar una patita o parte del cuerpo sobre la que ya tiene algo escrito. En cuyo caso –cualquier cosa antes que contradecir a un gatito tan compañero– lo mejor será proceder como Céline con Bébert: seguir escribiendo en el espacio que nuestro animal favorito de todos los tiempos deja libre...”. Moira Soto (periodista argentina)

"El escritor es un anarquista en el sentido llano del término: no tiene horario para escribir y su tarea muy raras veces se realiza a pedido, o sea, dicho en pocas palabras: HACE LO QUE QUIERE. Pues bien, lo mismo hace el gato : ES UNA ALIANZA ENTRE SERES LIBRES" José Luis Borges


"Se convierte en compañero de tus horas de soledad, melancolía y pesar. Permanece veladas enteras en tus rodillas, ronroneando satisfecho, feliz por hallarse contigo, y prescinde de la compañía de animales de su propia especie.
Los gatos se complacen en el silencio, el orden y la quietud, y ningún lugar les conviene mejor que el escritorio de un hombre de letras." Theofhile Gautier
 

   " Un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo"         (Oswaldo Soriano)

                             LOS  ESCRITORES  Y  SUS  GATOS  

H.G. Wells tuvo un gato llamado Mr.Peter Wells.

 

Tenesse Willians tuvo un gato llamado Topaz.

 

Charlotte y Emily Bronte tuvieron un gato llamado Tiger, que jugaba con el pie de Emily mientras ella escribía Wuthering Heigts.

 

Alejandro Dumas tuvo dos gatos: Misouff I y Misoufft II. Este último, de color blanco y negro, fue el favorito del escritor, pese a que en una ocasión se comiera todos los pájaros exóticos de la casa. Después tuvo otro gato llamado: Le Docteur.

 

Charles Dickens tuvo una gata llamada William, a la que rebautizó con el nombre de Willamina. Este cambio de nombre fue debido a que sólo cuando el supuesto macho parió una camada numerosa de gatitos, el escritor se dio cuenta de que era una hembra, y eso que la gata avisó al escritor de que era hembra, cuando inició los preparativos del parto dentro del estudio de Dickens. De esta camada sólo un gatito se quedaría en casa: Master´s Cat. 

 

Mark Twain tuvo numerosos gatos: Apollinaris, Belzebub, Blathherskite,Buffalo Bill, Satán, Sin, Sour Mash,

 

Lord Byron tuvo cinco gatos, que, incluso viajaron con él. Entre ellos, Beppo, cuyo nombre fue recogido por Borges para bautizar al suyo.

 

Edgar Allan Poe tuvo una gata llamada Catarina, que  se sentaba en su hombro mientas él escribia. Esta gata le inspiró la obra:"The black cat".

 

Victor Hugo tuvo un gato llamado Chanoise y otro llamado Mouse.

 

F. Scot Fitzgeral tuvo un gato llamado Chopin. 

 

Theophile Gautier tuvo numerosos gatos: Childebrand ( un gato negro tabby al que mencionó en " La Menagerie Intime"), Cleopatra,a la que le gustaba mantenerse sobre tres patas; Don Pierrot de Navarre, un gato blanco, al que le gustaba robar la pluma al escritor; Enjoras, un gato negro hijo de dos blancos, al que bautizó Con un nombre procedente de la obra: "Los Miserables"; Epoine, gato negro de ojos verdes, cuyo nombre procede también de " Los Miserables";   Gavroche, otro negro; Madame Theofhile, una gata blanca y roja a la que le gustaba robar comida; Seraphita, gata blanca que tuvo tres gatitos negros con Don Pierrot; Zizi, un angora al que le gustaba tocar las teclas de piano. 

T.S. Elliot tuvo varios gatos: Pushdragon, Noilly Prat, Pettipaws, Tantomile...

 

Walter Scott tuvo un gato llamado Hinse. al que le gustaba molestar a los perros de Scott, hasta que en 1826 uno de los perros acabó con su vida.

Charles Baudelaire, poeta francés (1821-1867), describe así al gato: 

              EL GATO

De su piel blonda y oscura
brota un perfume tan dulce, que una noche
yo quedé embalsamado, por haberlo
acariciado una vez, nada más que una.
Es el espíritu familiar del lugar;
él juzga, él preside, él inspira
todas las cosas en su imperio;
¿No será un hada, Dios?
Cuando mis ojos, hacia este gato amado
atraídos como por un imán,
se vuelven dócilmente
y me contemplo a mí mismo,
veo con asombro
el fuego en sus pupilas pálidas,
claros fanales, vívidos ópalos,
que me contemplan fijamente.

 

 

Edgar Allan Poe (1809-1842): escritor, poeta y crítico estadounidense, de vida tan atormentada como su obra, es conocido sobre todo por sus relatosde terror donde da rienda suelta a sus ideas obsesibas sobre la muerte y lo sobrenatural. Sus relatos. "El escarabajo de oro", "Los crímenes de la calle Morgue" y otros más obtuvieron un gran éxito.


Poe tuvo dos gatos, Cattarina y Plutón, y se cuenta que cuando su joven esposa, Virginia, murió de tisis, el segundo de ellos (que quedaría inmortalizado de manera escalofriante en "El gato negro") languideció sobre su tumba.

..."Tuvimos pájaros, un pez de color de oro, un magnífico perro, conejos, un mono pequeño y un gato. Era este último animal muy fuerte y bello, completamente negro y de una sagacidad maravillosa. Mi mujer, que era, en el fondo, algo supersticiosa, hablando de su inteligencia, aludía frecuentemente a la antigua creencia popular que consideraba a todos los gatos negros como brujas disimuladas. No quiere esto decir que hablara siempre en serio sobre este particular, y lo consigno sencillamente porque lo recuerdo. Plutón -llamábase así el gato- era mi predilecto amigo. Sólo yo le daba de comer, y adondequiera que fuese me seguía por la casa. Incluso me costaba trabajo impedirle que me siguiera por la calle."

Fragmento de "El gato negro" (1843)


Sidonie Gabrielle Colette (1873-1954)

Escritora francesa, que también fue periodista, guionista y artista de revista y cabaret. Destaca por la precisión de las palabras con las que describe la belleza de la Naturaleza y por la precisión en el análisis y sensibilidad de los animales.

Es elegida miembro de la Academia Goncourt en 1945 y condecorada con la Legión de Honor. 

La escritora vivió rodeada de gatos: Mini-Mini, Muscat, Cleopatra, Semírámis, Saha,... Esta última es la protagonista de la más famosa de sus novelas: "La gata" (1933), que narra una historia d amor, celos y terrible venganza.

Colette fue una apasionada de los gatos. Cita textual: "¿Habré hablado demasiado y demasiadas veces del gato ? Peor para mi lector, porque aún no he acabado de ensalzarlo..."  

     Mientras la mano de Colette escribe, su gato la contempla.

Raymond Chandler: Chicago (1888-1959)

Escritor de novela negra. Se casó con una mujer que le llevaba 18 años y permanecieron juntos 30 años, hasta la muerte de ella. Compartían el amor por los gatos, hasta el punto de haber escrito: " La muerte de nuestra gata persa nos dejó un poco afligidos. Cuando digo un poco afligidos, quiero decir que para nosotros fue una tragedia"

"Un hombre llamado Inkstead me sacó algunas fotos para Harper's Bazaar hace un tiempo (nunca pude descubrir por qué) y una, la que yo estaba con mi se-cretaria sentada sobre mis rodillas salió realmente muy bien. Cuando reciba la docena que pedí, le enviaré una.
Quizá convenga aclarar que mi se´cretaria es una gata persa negra de catorce años y la llamo así porque ha estado conmigo desde que empecé a escribir, por lo general sentándose sobre el papel que quiero usar o los escritos que quiero revisar, a veces saltando sobre la máquina de escribir y a veces mirando tranquilamente por la ventana desde un rincón del escritorio, como diciendo ..."lo que estás haciendo es una pérdida de tiempo, compañero...".
Su nombre es Taki (originariamente era Take, pero nos cansamos de explicar que era una palabra japonesa que significa bambú y debe pronunciarse en dos sílabas), y tiene una memoria como ningún elefante puede haber intentado tenerla.
Por lo general es cortésmente distante, pero de vez en cuando se pone de un humor discutidor y habla durante diez minutos sin parar. Ojalá yo supiera lo que está diciendo, pero sospecho que se resume en una versión muy sarcástica de: "podrías hacerlo mejor".
He amado a los gatos toda mi vida -no tengo nada contra los perros, salvo que necesitan mucha diversión- y nunca he podido entenderlos del todo.
Taki es un animal completamente aplomado y siempre sabe a quién le gustan los gatos, nunca se acerca a alguien a quien no le gustanny siempre va directamente hacia cualquiera -por tarde que llegue o por desconocido que sea- que realmente los quiera.
Np ása mucho tiempo con ellos no obstante, se limita a un monto moderado de caricias y juegos. Tiene un truco curioso (que puede o no ser excepcional) y es que nunca mata a ninguna presa. Las trae vivas y deja que uno las tome.En diversas ocasiones ha traído a la casa presas como una paloma, un loro azul y una gran mariposa. La mariposa y el loro estaban enteramente indemnes y siguieron su vida como si nada hubiera pasado. La paloma le dio algunos problemas, pues al parecer no quería ser transportada y tenía una pequeña mancha de sangre en el pecho. Pero la llevamos al veterinario y estuvo muy bien pronto, sólo un poco humillada. Los ratones le aburren, sólo los atrapa si ellos insisten, y después yo tengo que matarlos.
Tiene una especie de cansino interés por los topos y puede observar con cierta atención una cueva de topo, pero los topos muerden y después de todo ¿quién quiere un topo? Así que se limita a simular que podría atrapar uno si quisiera.
Va con nosotros a todas partes, recuerda todos los sitios a donde ha estado antes y en general se siente a gusto en cualquier lado. Uno o dos lugares le cayeron mal, no sé porqué. Simplemente no se adaptó a ellos. No tardamos en entender las alusiones. Lo más probable es que en ese sitio haya habido un asesinato brutal, y que estaríamos mucho mejor en otra parte. El asesino podría volver.
A veces me mira con una expresión peculiar y tengo la sospecha de que lleva un diario, porque la expresión parece decir: "Hermano, en general se te ve muy satisfecho contigo mismo. Me pregunto qué sentirías si yo decidiera publicar algo de lo que he venido anotando en mis ratos libres".
En ciertos momentos tiene el gesto de levantar una pata delantera y dejarla colgando, mirándola especulativamente. Mi esposa piensa que está sugiriendo que le compremos un reloj de pulsera; no lo necesita por ningún motivo práctico (sabe la ora mejor que yo) pero después de todo las chicas necesitan tener alguna joya.
No sé por qué estoy escribiendo todo esto. Debe ser porque no se me ocurre ninguna otra cosa o -aquí es donde se pone siniestro. ¿lo estoy escribiendo en realidad yo?
Podría ser que ... no, debo de ser yo. Digamos que soy yo. Tengo miedo.

P.S.: Estoy trabajando en una adaptación a la pantalla de "La dama en el lago" para la MGM. Me aburre a muerte. Es la última vez que hago un guión de un libro que yo mismo escribí. Es como revolcarse sobre huesos secos."


             EL GATO, PERSONAJE DE CUENTOS CLÁSICOS

El gato con botas es un cuento popular europeo recopilado en 1697 por Charles Perrault en sus "Cuentos de mamá ganso".

El gato con botas representa el juego de la naturaleza racional y animal en el destino del hombre: el gato es un animal humanizado que camina erguido, habla, razona y  libera sus instintos cuando es necesario (amenaza a los campesinos y se come al ogro transformado en roedor). La moraleja que parece desprense del cuento es que el engaño y la mentira dan frutos más rápidos y generosos que el trabajo duro y el talento. El personaje del cunto ha sido retomado en numerosas ocasiones por el cine y T.V.

Había una vez...
...Un molinero que tenía tres hijos.
A su muerte, el pobre molinero les dejó a sus hijos, como únicos bienes: su molino, su burro y su gato. Muy pronto se hizo el reparto, para el cual no se necesitó notario ni otra autoridad; nada sobró del pobre patrimonio. El hijo mayor se quedó con el molino, el segundo recibió el burro y el menor sólo se quedó con el Gato; estaba desconsolado por tener tan poco.
—Mis hermanos —decía— podrán ganarse la vida honradamente trabajando juntos; en cambio yo, en cuanto me haya comido mi gato y haya hecho una bufanda con su piel, moriré de hambre.
El Gato, al oír este discurso, le dijo con un aire comedido y grave:
—No te aflijas en lo absoluto, mi amo, no tienes más que darme un saco y hacerme un par de botas para ir por los zarzales, y ya verás que tu herencia no es tan poca cosa como tú crees.
Aunque el amo del Gato no hizo mucho caso al oírlo, lo había visto actuar con tanta agilidad para atrapar ratas y ratones, y cuando se colgaba de sus patas traseras o cuando se escondía en la harina haciéndose el muerto, que no perdió la esperanza de que lo socorriera en su miseria. En cuanto el Gato tuvo lo que había solicitado, se calzó rápidamente las botas, se colocó el saco al cuello tomando los cordones con sus patas delanteras y se dirigió hacia un conejal en donde había muchos conejos. Puso salvado y hierbas dentro del saco, y se tendió en el suelo como si estuviese muerto; esperó que un tierno conejo poco conocedor de las tretas de este mundo viniera a meterse en el saco para comer lo que en él había. Apenas se hubo acostado tuvo un gran regocijo; un tierno y aturdido conejo entró en el saco. El Gato tiró de los cordones para atraparlo y luego lo mató sin misericordia. Orgulloso de su proeza, se dirigió hacia donde vivía el Rey y pidió que lo dejaran entrar para hablar con él. Le hicieron pasar a las habitaciones de Su Majestad; después de hacer una gran reverencia al Rey, le dijo:
—He aquí, Señor, un conejo de campo que el Señor Marqués de Carabás (que es el nombre que se le ocurrió dar a su amo) me ha encargado ofrecerle de su parte.
—Dile a tu amo —contestó el Rey—, que se lo agradezco, y que me halaga en gran medida.

En otra ocasión, fue a esconderse en un trigal dejando también el saco abierto; en cuanto dos perdices entraron en él, tiró de los cordones y capturó a ambas. Enseguida se fue a regalárselas al rey, tal como había hecho con el conejo de campo. Una vez más, el Rey se sintió halagado al recibir las dos perdices, y ordenó que le dieran de beber. Durante dos o tres meses el Gato continuó llevando al Rey las piezas que cazaba y le decía que su amo lo enviaba. Un día se enteró que el Rey iría de paseo por la ribera del río con su hija, la princesa más bella del mundo,. y le dijo a su amo:
—Si sigues mi consejo podrás hacer fortuna; no tienes más que meterte en el río en el lugar que yo te indique y después dejarme actuar.
El Marqués de Carabás hizo lo que su Gato le aconsejaba, sin saber con qué fines lo hacía. Mientras se bañaba, pasó por ahí el Rey, y el Gato se puso a gritar con todas sus fuerzas:
—¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Que se ahoga el Marqués de Carabás!
Al oír los gritos el Rey se asomó por la ventanilla y al reconocer al Gato que tantas piezas de caza le había entregado, ordenó a sus guardias que fueran prestos al auxilio del Marqués de Carabás. Mientras sacaban del río al pobre Marqués, el Gato se acercó a la carroza y le dijo al Rey que durante el baño de su amo unos ladrones habían llegado y se llevaron sus ropas, a pesar de que él les gritó con toda su fuerza; el Gato las había escondido tras una enorme piedra. Al instante, el Rey ordenó a los oficiales de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus más bellos trajes para dárselo al Marqués de Carabás.

El Rey le hizo mil halagos, y como los hermosos ropajes que acababan de darle realzaban su figura (pues era guapo y de buen porte), la hija del rey lo encontró muy de su agrado; además, como el Marqués de Carabás le dirigió dos o tres miradas, muy respetuosas y un poco tiernas, ella se enamoró enseguida de él. El rey quiso que subiera a su carroza y que los acompañara en su paseo. El gato, encantado al ver que su plan empezaba a dar resultado, se adelantó a ellos, y cuando encontró a unos campesinos que segaban un campo les dijo:
—Buena gente, si no decías al rey que el campo que estáis segando pertenece al Marqués de Carabás, seréis hechos picadillos y convertidos en paté.
Al pasar por ahí, el rey no olvidó preguntar a los segadores de quién era el campo que segaban.
-Estos campos pertenecen al Marqués de Carabás, Señor.- respondieron los labriegos- Al marqués de Carabás, al Marqués de Carabás.
El rey, al ver tantas riquezas del Marqués de carabás, decidió casar a su hija con el hijo menor del molinero, mientras el gato le presentaba todos los respetos y se había convertido en el gato más famoso de toda la comarca.
Y su Señor, el marqués de Carabás, en un joven príncipe, y las puertas reales se abrieron para dar paso a la feliz pareja.
y allí vivieron felices, y el gato con botas, como recompensa de su amo, vivió también en aquel castillo tan bonito.

"Alicia en el Pais de las Maravillas" es una obra creada en 1865 por el matemático y escritor británico Charles Utwidge Dodgson, conocido por el seudónimo de Lewis Carrol. El Pais de las Maravillas que se describe en la historia es creado a través de juegos de lógica, de una forma tan especial que la obra ha llegado a tener popularidad en los más variados ambientes: desde niños a matemáticos. En esta obra aparecen algunos de los personajes más famosos de Carroll, como: el Conejo Blanco, la Oruga Azul, el Gato de Cheshire..., que han cobrado importancia suficiente como para ser reconocidos fuera del mundo de Alicia. Desde 1903 esta obra ha sido llevada al cine en varias ocasiones. 

                                  El Gato de Cheshire

"El Gato, cuando vio a Alicia, se limitó a sonreír. Parecía tener buen carácter, pero también tenía unas uñas muy largas Y muchísimos dientes, de modo que sería mejor tratarlo con respeto. -

- Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
- Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar - dijo el Gato.

- No me importa mucho el sitio... - dijo Alicia.

- Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes - dijo el Gato.
- ... siempre que llegue a alguna parte - añadió Alicia como explicación.
- ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte - aseguró el Gato- , si caminas lo suficiente!
A Alicia le pareció que esto no tenía vuelta de hoja, y decidió hacer otra pregunta:
¿Qué clase de gente vive por aquí?
- En esta dirección - dijo el Gato, haciendo un gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero. Y en esta dirección - e hizo un gesto con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos.
- Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca - protestó Alicia.
- Oh, eso no lo puedes evitar - repuso el Gato- . Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.
- ¿Cómo sabes que yo estoy loca? - preguntó Alicia.
- Tienes que estarlo afirmó el Gato- , o no habrías venido aqui.
Alicia pensó que esto no demostraba nada. Sin embargo, continuó con sus preguntas:
- ¿Y cómo sabes que tú estás loco?
- Para empezar -repuso el Gato- , los perros no están locos. ¿De acuerdo?
- Supongo que sí - concedió Alicia.
- Muy bien. Pues en tal caso - siguió su razonamiento el Gato- , ya sabes que los perros gruñen cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos. Pues bien, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco.
- A eso yo le llamo ronronear, no gruñir - dijo Alicia.
- Llámalo como quieras - dijo el Gato- . ¿Vas a jugar hoy al croquet con la Reina?
- Me gustaría mucho - dijo Alicia- , pero por ahora no me han invitado.
- Allí nos volveremos a ver - aseguró el Gato, y se desvaneció.
A Alicia esto no la sorprendió demasiado, tan acostumbrada estaba ya a que sucedieran cosas raras. Estaba todavía mirando hacia el lugar donde el Gato había estado, cuando éste reapareció de golpe.
- A propósito, ¿qué ha pasado con el bebé? - preguntó- . Me olvidaba de preguntarlo.
- Se convirtió en un cerdito - contestó Alicia sin inmutarse, como si el Gato hubiera vuelto de la forma más natural del mundo.
- Ya sabía que acabaría así - dijo el Gato, y desapareció de nuevo.
Alicia esperó un ratito, con la idea de que quizás aparecería una vez más, pero no fue así, y, pasados uno o dos minutos, la niña se puso en marcha hacia la dirección en que le había dicho que vivía la Liebre de Marzo.
- Sombrereros ya he visto algunos - se dijo para sí- . La Liebre de Marzo será mucho más interesante. Y además, como estamos en mayo, quizá ya no esté loca... o al menos quizá no esté tan loca como en marzo.
Mientras decía estas palabras, miró hacia arriba, y allí estaba el Gato una vez más, sentado en la rama de un árbol.

- ¿Dijiste cerdito o cardito? - preguntó el Gato.
- Dije cerdito -contestó Alicia-. ¡Y a ver si dejas de andar apareciendo y desapareciendo tan de golpe! ¡Me da mareo!
- De acuerdo - dijo el Gato.

- ¡Vaya! - se dijo Alicia -. He visto muchísimas veces un gato sin sonrisa, ¡pero una sonrisa sin gato! ¡Es la cosa más rara que he visto en toda mi vida!"

 

 

  José Luis Borges: Escritor argentino (1899-1996). Uno de los escritores más destacados de la literatura del s.XX    

Vivió junto a dos gatos: Odín y su amado Beppo, fiel gato blanco, al que bautizó así en honor a un personaje de Lord Byron), quien también tenía un gato con dicho nombre.  He aquí dos de sus poemas felinos:               

A UN GATO
No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.

BEPPO
El gato blanco y célibe se mira
en la lúcida luna del espejo
y no puede saber que esa blancura
y esos ojos de oro que no ha visto
nunca en la casa son su propia imagen.
¿Quién le dirá que el otro que lo observa
es apenas un sueño del espejo?
Me digo que esos gatos armoniosos
el de cristal y el de caliente sangre,
son simulacros que concede el tiempo
un arquetipo eterno. Así lo afirma,
sombra también, Plotino en las Ennéadas.
¿De qué Adán anterior al paraíso,
de qué divinidad indescifrable
somos los hombres un espejo roto?

 

 

Ernest Miller Hemingway (1899-1961). Escritor y periodista estadounidense cosiderado como uno de los mejores novelistas del s. XX. Recibe el Premio Nobel de Literatura en 1954 por el conjunto de su obra.

El escritor Ernest Hemingway llegó a tener más de 50 gatos en su finca cubana de "La Vigía", dedicándoles una habitación de la planta superior. De entre esos gatos, destacaremos a Alley Cat, Boise, Pilar, Skunk, Thruster, Whitehead, Willy, Crazy Christian, Dillinger, Ecstasy, Fats, Friedless Brother, Furhouse, Big Boy Peterson, Missouri, Lasco, Ambrossy y Mr. Feather Puss (gato de ojos amarillos que se responsabilizaba de su hijo, también llamado F. Puss). Para bautizarlos recurría normalmente a nombres que tuvieran la letra "S", alegando que les atraía especialmente por resultar silbante.

 

 

Herman Hesse (1867-1962): Escritor alemán. Premio Noble de Literatura en 1946, fotografiado con su gato.

Patricia Highsmith (1921-1955)

 Novelista estadounidense famosa por sus obras de suspense. Alabada por la crítica como una de la mejores escritoras de su generación, consigue el reconocimiento internacional del público. Vivió rodeada de gatos y caracoles, llegando a declarar que su imaginación funcionaba mejor cuando no hablaba con las personas. Le dedicó una novela a su gato Spider, que la acompañó a lo largo de la mayoría de las páginas de dicha novela

.

Federico García Lorca (1898-1936):

Poeta, dramaturgo y prosista español adscrito a la Generación del 27. Es el poeta de mayor influencia y popularidad en la literatura española del s. XX

 

CANCION NOVISIMA DE LOS GATOS
(E
ste poema permaneció permaneció inédito hasta 1986, fecha en que fue encontrado)

Mefistófeles casero
está tumbado al sol.
Es un gato elegante con gesto de león,
bien educado y bueno,
si bien algo burlón.
Es muy músico; entiende
a Debussy, más no
le gusta Beethoven.
Mi gato paseó
de noche en el teclado,
¡Oh, que satisfacción
de su alma! Debussy
fue un gato filarmónico en su vida anterior.
Este genial francés comprendió la belleza
del acorde gatuno sobre el teclado. Son
acordes modernos de agua turbia de sombra
(yo gato lo entiendo).
Irritan al burgués: ¡Admirable misión!
Francia admira a los gatos. Verlaine fue casi un gato
feo y semicatólico, huraño y juguetón,
que mayaba celeste a una luna invisible,
lamido (?) por las moscas y quemado de alcohol.
Francia quiere a los gatos como España al torero.
Como Rusia a la noche, como China al dragón.
El gato es inquietante, no es de este mundo. Tiene
el enorme prestigio de haber sido ya Dios.
¿Habéis notado cuando nos mira soñoliento?
Parece que nos dice: la vida es sucesión
de ritmos sexuales. Sexo tiene la luz,
sexo tiene la estrella, sexo tiene la flor.
Y mira derramando su alma verde en la sombra.
Nosotros vemos todos detrás al gran cabrón.
Su espíritu es andrógino de sexos ya marchitos,
languidez femenina y vibrar de varón,
un espíritu raro de inocencia y lujuria,
vejez y juventud casadas con amor.
Son Felipes segundos dogmáticos y altivos,
odian por fiel al perro, por servil al ratón,
admiten las caricias con gesto distinguido
y nos miran con aire sereno y superior.
Me parecen maestros de alta melancolía,
podrían curar tristezas de civilización.
La energía moderna, el tanque y el biplano
avivan en las almas el antiguo dolor.
La vida a cada paso refina las tristezas,
las almas cristalizan y la verdad voló,
un grano de amargura se entierra y da su espiga.
Saben esto los gatos mas bien que el sembrador.
Tienen algo de búhos y de toscas serpientes,
debieron tener alas cuando su creación.
Y hablaran de seguro con aquellos engendros
satánicos que Antonio desde su cueva vio.
Un gato enfurecido es casi Schopenhauer.
Cascarrabias horrible con cara de bribón,
pero siempre los gatos están bien educados
y se dedican graves a tumbarse en el sol.
El hombre es despreciable (dicen ellos), la muerte
llega tarde o temprano ¡Gocemos del calor!
Este gran gato mío arzobispal y bello
se duerme con la nana sepulcral del reloj.
¡Que le importan los senos (?) del negro Eclesiastés,
ni los sabios consejos del viejo Salomon?
Duerme tu, gato mío, como un dios perezoso,
mientras que yo suspiro por algo que voló.
El bello Pecopian (?) se sonríe en mi espejo,
de calavera tiene su sonrisa expresión.
Duerme tu santamente mientras toco el piano.
este monstruo con dientes de nieve y de carbón.
Y tú gato de rico, cumbre de la pereza,
entérate de que hay gatos vagabundos que son
mártires de los niños que a pedradas los matan
y mueren como Sócrates
dándoles su perdón.


Rafael Alberti (1902-1999): escritor español, reconocido sobre todo como poeta, miembro de la Generación del 27, es considerado como uno de los mejores literatos españoles de la llamada "Edad de Plata" de la literatura española.

                     Fragmento de: "LA ARBOLEDA PERDIDA"

"Un gato, salido de no se sabe dónde, rayo con pelos, atraviesa entre los automóviles la Via Garibaldi, perdiéndose por la de La Scala.
Es el primer gato que veo en el barrio, pues aun en la noche casi ninguno hace ahora su aparición entre los restos de comidas arrojados por las trattorias y restaurantes.
Repito y compruebo la desaparición alarmante de los gatos en Roma.
Antes, bajo la ventana de mi cocina, desde la que se ve una oleada rítmica, y en que diferentes planos, de pálidos tejados maravillosos, dábamos de comer todos los días a más de 20 gatos de todas las edades y tamaños.
Las tiernas, y a la vez feroces palomas, descendían de los tejados altos y chimeneas a mezclarse entre el agitado gaterío para aprovecharse de la comida. Siempre observé a los gatos deseosos de merendarse una paloma. Pero éstas los amedrentaban a sacudidas de aletazos, que los gatos recibían sorprendidos.
A Baudelaire le hubiera entusiasmado aquella escena. Aunque más le hubiera divertido, quizá, ver una jauría de perros sacados los ojos por los gatos.
Pero en mis tejados no queda ni uno. Ya no escucho desde mi cuarto su desgarrado y doloroso amor, lleno de maullidos y silencios impresionantes. Eran batallas nocturnas, crispadas de celos y ensañadas persecuciones, a veces todo 
por una pálida luna asombrada, mientras los millones de ratas romanas apretaban su terror en las cañerías rotas o en las bocas calladas de las alcantarillas.
Ahora he visto, alguna vez, salir ratas de ellas y atravesar, tranquilas aunque sigilosas, la calle, en la pausa impuesta por algún semaforo a los automóviles, yendo a buscar algo que les interesaba en el cordón de la acera de enfrente, volviendo, veloces, a la boca de donde habían salido.
¿Qué será de Roma sin sus gatos? Creo que a cada habitante de la Santa Urbe le corresponden no sé cuántas docenas de ratas. Desde hace tiempo, durante mis últimas y breves permanencias en Roma, me he soñado comido por las ratas, anidadas las cuencas de los ojos de los ratones.
Yo miro y miro ahora desde la ventana de mi cocina y sólo veo siempre esa alta oleada de tejados inmóviles, sin aquella atropellada gracia de los gatos que corrían saltando, audaces, sin peligro, de las cornisas a los balcones al filo de las terrazas, para tomar su puesto a la hora de la comida.
¿En donde se hallan hoy? ¿A donde se llevaron a todos aquellos decorativos y maravillosos que poblaban el Foro Republicano, en el centro de Roma, coronando columnas y capiteles, sentados sobre los pórticos caídos, entre la maleza de todo aquel embarandado recinto, desde donde la gente de la calle y los asombrados turistas contemplaban cómo, sobre todo las caritativas ancianas, los alimentaban, llenas de ternura y devoción, tirándoles atinadamente la comida?
Me dijeron que a muchos los habían llevado al Teatro Marcello, pero allí no pude notar que hubiesen aumentado, sino que estaban los de siempre, algunos enfermos de los ojos, y recibiendo el alimento diario de mano de sus protectoras ancianas.

En el mes de mayo de 1943, el ministro de Agricultura, fascista, decretó que los gatos vagabundos no se alejasen más de 500 metros del lugar donde en donde habitaban. Pero en 1959 el ministro de Agricultura, ya del Gobierno democristiano, redujo la distancia a 200 metros, es decir, que los pobres gatos romanos perdieron con el advenimiento de la democracia 200 metros de expansión. Me marcho..., aunque preguntando antes con profunda melancolía y tristeza: ¿dónde están los gatos de los tejados y calles de mi barrio, dónde aquellos que simpre contemplé entre las ruinas ilustres de Roma?

Por razones que me obligaron a quedarme en Italia, regreso a Madrid sin haber asisitido al Encuentro Internacional de Poetas en la Unión Sovietica.
Como siempre, la más preciosa de las azafatas está explicando ahora las posibilidades de salvarse de la muerte si el avión se precipitara desde los cielos...

Pablo Neruda (1904-1973): Poeta chileno considerado de los mejores y más influyentes del s.XX . Premio Nobel de Literatura  en 1971

          ODA AL GATO

Los animales fueron
imperfectos,
largos de cola, tristes
de cabeza.
Poco a poco se fueron
componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
El gato,
sólo el gato
apareció completo
y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

El hombre quiere ser pescado y pájaro,
la serpiente quisiera tener alas,
el perro es un león desorientado,
el ingeniero quiere ser poeta,
la mosca estudia para golondrina,
el poeta trata de imitar la mosca,
pero el gato
quiere ser sólo gato
y todo gato es gato
desde bigote a cola,
desde presentimiento a rata viva,
desde la noche hasta sus ojos de oro.

No hay unidad
como él,
no tienen
la luna ni la flor
tal contextura:
es una sola cosa
como el sol o el topacio,
y la elástica línea en su contorno
firme y sutil es como
la línea de la proa de una nave.
Sus ojos amarillos
dejaron una sola
ranura
para echar las monedas de la noche.

Oh pequeño
emperador sin orbe,
conquistador sin patria,
mínimo tigre de salón, nupcial
sultán del cielo
de las tejas eróticas,
el viento del amor
en la intemperie
reclamas
cuando pasas
y posas
cuatro pies delicados
en el suelo,
oliendo,
desconfiando
de todo lo terrestre,
porque todo
es inmundo
para el inmaculado pie del gato.

Oh fiera independiente
de la casa, arrogante
vestigio de la noche,
perezoso, gimnástico
y ajeno,
profundísimo gato,
policía secreta
de las habitaciones,
insignia
de un
desaparecido terciopelo,
seguramente no hay
enigma
en tu manera,
tal vez no eres misterio,
todo el mundo te sabe y perteneces
al habitante menos misterioso,
tal vez todos lo creen,
todos se creen dueños,
propietarios, tíos
de gatos, compañeros,
colegas,
discípulos o amigos
de su gato.

Yo no.
Yo no suscribo.
Yo no conozco al gato.
Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
el mar y la ciudad incalculable,
la botánica,
el gineceo con sus extravíos,
el por y el menos de la matemática,
los embudos volcánicos del mundo,
la cáscara irreal del cocodrilo,
la bondad ignorada del bombero,
el atavismo azul del sacerdote,
pero no puedo descifrar un gato.
Mi razón resbaló en su indiferencia,
sus ojos tienen números de oro.

Elena Poniatowska, narradora y ensayista mejicana, de origen francés (Paris, 1932),Premio Alfaguara de Novela  2001 por "La piel del diablo" retratada con sus dos gatos: Monsi y Vais

 

Gloria Fuertes (1917-1998). Poeta española desmitificadora de temas universales como el amor, la muerte, la soledad, a través de la ironía. Su estilo lleno de frescura y sencillez, aproxima sus poemas al lenguaje oral cotidiano y los hace accesibles a los niños.

Era pastor de gatos y tenía
una larga callada por respuesta.
Las noches las pasaba en los tejados,
jugando con las hebras.
Los gatos y las gatas le miraban,
apoyado en las cuatro chimeneas;
el pastor de gatos se reía
por nada, o mirando a su vecina prisionera.
Era entendido en noches y sabía
sin mirar el reloj la hora que era,
y subía y bajaba su rebaño de gatos
por los campos de tejas.
Algunos aseguran que está loco,
otros que está poeta,
yo, que lo trato mucho, sólo digo
que es un sabio vestido de princesa.

 

Julio Cortazar (1914-1984): Escritor y periodista argentino nacionalizado francés. Se le considera uno de los autores más innovadores y originales de su tiempo: maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general.

Le gustaban los gatos y escribió sobre ellos rodeado de sus gatos.  A uno le puso el nombre de T.W. Adorno ( por el filósofo y sociólogo alemán).

"Calac sigue rondando mi mesa y de la impresión de divertirse bastante. Jamás aprobará lo que hago, precisamente porque es mi mejor alter ego, pero su relativo silencio es una suerte de aceptación de todo esto que inquieta a mi yo más metódico, por ejemplo que en vez de sistematizar desenrollo simplemente el piolín de esta madeja de papeles acumulados a lo largo de cuatro décadas cuatro. Sigo sacando hojitas de cuadernos y carpetas, tiro las que ya no me dicen nada, juego con un azar en que tiempos y ánimos saltan como las piezas de un puzzle revuelto. Calac parece comprender que una clasificación previa de temas o periodo no parece la buena regla del juego, y que gracias a eso la baraja me va poniendo inesperadas secuencias en la mano. Nos estamos divirtiendo de veras, Calac y yo, mientras Polanco rabia en su rincón y murmura cosas como técnicas estocásticas inadmisibles, o procesos aleatorios dignos de una mosca dibujando su propio vuelo para nadie o de una cucaracha jugando contra Bobby Fischer en un embaldosado.
Imagino que hacia el final aparecerán pameos y prosemas que hubieran debido estar en lo ya ensamblado, pero si este libro no es plástico, no es nada. Por ahora lo que más nos gusta a Calac y a mí es que las cosas saltan como ranitas cadenciosas desde sus pozos de papel a la máquina de escribir que las pone en fila, y en eso los meopas se parecen muchísimo a mi gata Flanelle ("honi soit qui mal y pense" en la Argentina: Flanelle se llama así por su pelaje y no por su líbido), que también brinca cada tanto a mi mesa para explorar lápices, pipa y manuscritos. Todo aquí es tan libre, tan posible, tan gato".

Tomado de El agua entre los dedos, en Salvo el crepúsculo, de Julio Cortázar.
Alfaguara. Buenos Aires, 1996.

                                     EL GATO EN EL CÓMIC

El gato Félix es un personaje animado de la época del cine mudo. De pelo negro, ojos blancos y amplia sonrisa protagoniza historias surrealistas, que le llevan a alcanzar gran popularidad entre el público estadounidense de los años 20. Tuvo su propia tira cómica dibujada por Messmer y en 1930 su imagen adornaba todo tipo de productos yanquis.

Cayó en olvido con la aparición del cine sonoro, pero en 1955, el  personaje del gato Félix fue rescatado de nuevo por la televisión.

Tom y Jerry son dos personajes animados que protagonizan un gran número de cortometrajes escritos y dirigidos por Willian Hanna y Josefh Barbera desde 1940 hasta 1958, ganadores de 7 premios Oscar 

El gato Tom intenta  en vano atrapar al  astuto ratón Jerry, provocando el caos y la destrucción en este frustrado intento por darle caza.

En 1968 aparecen en las revistas underground una serie de historietas creadas por el estadounidense Robert Crumb cuyo protagonista es Fritz, un gato que vuelve de Vietnan, fuma, se droga y va de prostíbulo en prostíbulo buscando chicas. Más tarde este personaje será llevado al cine, como protagonista de dos películas: "El gato Fritz" y "Las nueve vidas del gato Fritz". Descontento con el tratamiento que se le da a su personaje en el cine, Crumb le da muerte en 1972: En "Fritz, el gato superestar", una gata vieja y despechada acaba con la vida del gato a golpeándolo en la cabeza con un picahielos.  

Los Aristogatos es una historia para niños escrita por Tom Rowe y llevada al cine en 1970: Una vieja y rica anciana parisina vive con la compañía de su mayordomo, su gata Duquesa y tres gatitos hijos de Duquesa. Como el testamento de la anciana está hecho a favor de los gatos, el mayordomo los saca de casa y los abandona, haciéndole creer a la señora que se han muerto, para quedarse él con la herencia; pero un gato callejero, Tomás O´Mally, enamorado de Duquesa, los ayuda a regresar a casa. 

 

 

En 1978  Jim Davis debuta con la  primera historieta de Garfield, cuyos protagonistas son: el gato Garfield, el perro Odie y su inepto dueño Jon. Garfield es un gato gordo naranja atigrado al que le encanta comer, ver la televisión, dormir muchísimo y burlarse de Odie y de la mala suerte que tiene su dueño Jon con las chicas; aunque también tiene preocupaciones típicas de los humanos, como el ponerse a dieta, la apatía, la rutina, el odio a los lunes...

Owaldo Soriano (1943-1977): Escritor y periodista argentino, gozó del reconocimiento del público y de los críticos extranjeros (fue el último gran best-seller argentino). Gran hincha de S. Lorenzo de Almagro, solía decir que a él no le interesaba la literatura, solo que siempre fue escritor. Entre sus relatos de gatos está: "El negro de París"

                         Fragmento de: "Educación sentimental"

(...)El día que nací había un gato esperando al otro lado de la puerta. Mi padre fumaba en Mar del Plata, en el patio. Mi madre dice que fue un parto difícil, a las cuatro y veinte de la tarde de un día de verano. El sol rajaba la tierra. Los jóvenes Borges y Bioy Casares paraban cerca de ahí, en Los Troncos alucinando las historias de don Isidro Parodi. A Borges lo seguían los gatos. En una de sus fotos más hermosas está junto a María Kodama, que tiene uno en brazos; Borges lo acaricia como a un amigo.

A mi un gato me trajo la solución para Triste, solitario y final. Un negro de mirada contundente , muy parecido a Taki, la gata de Chandler. Otro, el negro Veni, me acompañó en el exilio y murió en Buenos Aires. Hubo uno llamado Peteco que me sacó de muchos apuros en los días en que escribía A sus plantas rendido un Ieón. Viví con una chica alérgica a los gatos y al poco tiempo nos separamos. En París, mientras trabajaba en El ojo de la patria, en un quinto piso inaccesible, se me apareció un gato equilibrista caminando por la canaleta del desagüe. Para sentirme más seguro de mi mismo puse un gato negro al comienzo y uno colorado al final de Una sombra ya pronto serás.
Para decirlo mal y pronto: hay gatos en todas mis novelas. Soy uno de ellos perezoso y distante. Aunque nunca aprendí la sutileza de la especie. Ahora mismo, una de mis gatas se lava la manos acostada sobre el teclado y tengo que apartarla con suavidad Para seguir escribiendo. Hace cinco meses que no prendemos un cigarrillo. Juntos sufrimos el vejamen de la abstinencia y !a vida limpia. Hace unos meses esta habitación era un quemadero de fragancias maravillosas. Tabacos de la Argentina, de Cuba y de Holanda, ya no; resignamos algo de la utilería que compone a los duros: cigarrillos, sombrero, impermeable, el revolver de juguete. Los fantásticos vampiros de Matheson; entre los que estaban Laurel y Hardy y el realismo romántico de Chandler, sobreviven a las modas y las vanguardias porque el lector quiere verse ahí en sangre de papel. Necesita leer sus miedos. Con eso Stephen King escribe ahora una obra excesiva e inquietante. En uno de sus libros, un personaje acusa de plagiario al narrador, le mata el gato y se lo deja frente a la puerta. Es un momento insoportable en la literatura de terror. Algo cercano a los escalofriantes efectos de H.P. Lovecraft. Todos los escritores con corazón se han ganado un gato que los sigue y los protege. Tal vez el de Gibbins, cercado por el fuego, le haya pedido auxilio en nombre de los gatos inspiradores: el del Dante, el de Baudelaire, el de Lewis Carrol, el de Borges. Y ahí fue el director de pobres películas, a purificarse en el incendio y cumplir con el ritual de todos los demonios.
Un escritor sin gato es como un ciego sin lazarillo. No es posible usar al gato para nada personal, no hay manera de privatizarlos. En La noche americana, Francois Truffaut aconseja a las realizadores de cine no meterse jamás con un gato en acción. También me lo dijo Hector Olivera a la hora de escribir el guión de Una sombra ya pronto serás. ¿Cómo hacer para que dos gatos de cine interpreten disciplinadamente a los que aparecen en la novela? Yo los puse en el libreto nada más que para aplacar mis miedos. Con una sonrisa; Olivera me dijo que estaba loco: un gato actor, el negro, tendría que seguir al personaje de Miguel Angel SoIá, lavarse a su lado comerse una laucha y echarse a dormir. El otro un colorado, aparece al final, poco después que Pepe Soriano, el Coluccini de la película, haya tenido una charla con Dios. Olivera decidió que no hubiera gatos, pero creo que estoy a tiempo de convencerlo de que ponga al menos una silueta. Cuando hablábamos de eso, todavía Gibbins no se había arrojado al incendio. Yo creía, Dios me perdone, que Matheson se había muerto de viejo. Pero no: allí estaba, peleando frente al fuego, apartando maderas en llamas, abriendo un camino para que su gato pudiera escapar con él. En el revoltijo alcanzó a salvar una carpeta con su último manuscrito. Es que siempre cuando uno rescata un manuscrito, hay un gato adentro.
Cuando yo era chico mi gato Pulqui era mono, león, pirata y bandolero. Yo lo acechaba entre las plantas del jardín y me le tiraba encima con el cuchillo de madera entre los dientes. Ahora mi hijo combate contra la gata Virgula que le devuelve los golpes. Son arañazos de mentira, en un revoltijo de sillas volteadas y malvones floridos. Las suyas, como las mías antes, son fantasías de selvas y mares, de castillos y mosqueteros. Esos años felices e irrecuperables en los que uno aprende, si aprende algo, que los gatos nos traen a domicilio el misterio de la creación. Chandler les atribuía toda la sabiduría y creía que provocaban la explosión creadora. Un día le pidieron que hablara de Philip Marlowe y prefirió que fuera Taki la que la hiciera por él. Pretendía que era la gata quien escribía sus novelas bien entrada la noche: A mí suele pasarme algo parecido.
Richard Matheson perdió todo; la casa los muebles y los premios, pero alcanzó a salvar lo esencial: esa mirada que lo sostiene por las noches, cuando la palabra no viene y la novela no avanza. Esa mirada que nos atornilla al sillón, ese ronroneo que precede a la llegada del diablo.

.

Terenci Moix (1942-2003) ha sido uno de los escritores más queridos y más leidos de nuestro tiempo, ganador en 1986 del premio Planeta con «No digas que fue un sueño». Nacido en Barcelona en 1942, vivió en Londres, París, Roma y Egipto. Fue  un gran amante de la historia del antiguo Egipto y convivió con dos gatos persas, a los que transportaba en avión cada vez que tenía que viajar de Barcelona a Madrid.

Francisco Umbral (1932-2007):Poeta, periodista y novelista español. Ironizaba que había una gran diferencia entre dueños de perros y dueños de gatos. Consideraba a su gato como el ser totémico por excelencia de su vida, el símbolo protector e inspirador de las obras creativas que en su compañía escribía.

Alejandro Jodorowsky (Chile 1929): Artista chileno  de nacionalidad francesa, polifacético a más no poder: escritor, director de cine, artista, escultor, pintor, psicomago..... habla así de sus gatos:

... "luego me doy un descanso de una hora para jugar con mis gatos. Tengo cinco Se llaman Noé, Moishe, Pollux, Mirra y, mi preferido, Kazan. Es el gato con el que salgo fotografiado en La danza de la realidad. Kazan es el gato más inteligente que he conocido en toda mi vida. Amo mucho a los gatos. Cuando mi padre se murió, a los cien años, no sentí absolutamente nada, indiferencia absoluta. Cuando se murió mi gato Mao, que había vivido veinte años conmigo, lloré como un niño. Lo sentí profundamente.

 

 

Doris Lessing (Irán 1919): Escritora británica ganadora del Premio Nobel de Literatura en el 2002. Tiene un libro:"Gatos muy distinguidos" en el que narra historias vividas con sus pequeños felinos.

 

 

Antonio Burgos (Sevilla 1943): Periodista y escritor español.

Ha escrito dos libros cuyo tema son los gatos: "Gatos sin fronteras"y "Alegatos de los gatos"

 

"Los gatos están en el mundo para desmentir la falsa creencia de que todas las cosas fueron creadas por Dios para servir al hombre, al que hizo a su imagen y semejanza.
Dios también creó al hombre para servir al gato ... juaaaaaaaaaa !!!
Ésta es la humorística, sentimental y apasionada historia novelada de uno muy particular: Remo, un gato romano, altanero, caprichoso, sibarita y egoísta, fiel representante de la más ilustre estirpe del Felis Viator, el gato callejero.
Un gato abandonado y recogido con sólo unas semanas, que no olvida tan fácilmente que en el Antiguo Egipto sus congéneres fueron dioses.
Remo es el protagonista y casi autor del libro, y bien podría maullar como si tal cosa: «Antonio Burgos no me recogió en la calle; fui yo quien lo adoptó a él, como una excusa para escribir éste mi libro y ésta mi historia, la historia, en realidad, de todos los gatos del mundo y la Historia del Mundo vista por los gatos. ¡Los gatos al poder!"

Cuando ves a tu querido gato persa negro humo, tan tierno, tan cariñoso, tan paticorto, tan inexperto, pero tan caballero, intentar montar por primera vez a tu gata blanca Princesa, tan ágil, tan esbelta y la paciencia de ella con el patoso e inexperto gato negro, no puedes hacer otra cosa que echar mano del bolígrafo e intentar plasmar lo mejor que puedes la situación, además de desearle buena suerte al macho, claro está...  

   

                                         ROMANCE FELINO

 

" Él, manto de ébano entreverado de plata fina y ojos de luna dorada, ojos de luna llena, esperando la señal de la amada.

Ella, cándidos ojos almendrados, mitad cielo, mitad agua y sedoso manto blanco que reluce con el alba, hacia él avanza cual novia que se dirige al altar para reunirse con su amado.

Y tras el ritual, muta en sinuosa serpiente ebría de placer y dolor a un tiempo. El retrocede y espera, luego la besa en la espalda y vuelven a la mágica danza, la mágica y atávica danza que engendra la vida y perpetúa la especie.

"Alegrémonos, Princesa, cuando los almendros estén en flor tendremos camada. Serán trozitos de plata y cielo, de cielo y mar, de mar y luna. Azabache y oro serán. Serán diminutas albas doradas. Serán lo mejor de tí y de mí renaciendo de nuevo. Eso es lo que serán...

Alegrémonos, Princesa, en Mayo nacerá nuestra camada".

 

                                              Marta Rodríguez Penín

                                       Antología de Vivencias Orola, 2009   

 

 

 

 

Perros, gatos y lémures , publicado en 2011 por la editorial Errata Naturae, es un libro de varios autores: Soledad Puértolas, Andrés Trapiello, José Carlos llop, Marta Sanz, Félix Trapiello....cuyo tema es la relación entre el animal de compañía y su dueño, el escritor.

La Editorial comenta:

"Los editores tuvimos la siguiente ocurrencia: proponer a algunos de los más destacados y reconocidos escritores españoles de nuestros días —autores de distintas generaciones y con proyectos literarios muy diversos— que se acercaran al mundo de los animales de compañía y escribieran sobre ellos. Tal vez incluso para nuestra sorpresa, aceptaron encantados.

Algunos de ellos han escrito relatos íntimos y sobrecogedores, otros nos han brindado textos hilarantes. Algunos han escrito sobre sus propias mascotas, otros han preferido escribir sobre sus autores favoritos y los animales que los acompañaron en los buenos y en los malos momentos: Julio Cortázar y su gato Teodoro W. Adorno, Truman Capote y su perro Charlie, Cyril Connolly y sus lémures, Virginia Woolf, sus perros y su tití, un minúsculo mono del Amazonas… O los loros, gatos, patos, armadillos y coatíes de Jane y Paul Bowles.

Un libro, por tanto, sobre los animales y la literatura, los animales y la escritura. Sobre el animal como sombra del escritor, como amigo, como único depositario de unos sentimientos, e incluso de unas ideas, que el autor no osaría compartir con nadie más.

El animal de compañía, por tanto, como compañero literario. Porque quien tiene un perro, un gato, incluso un loro, un canario o un caballo al que se entrega y ama de un modo especial, de alguna manera le está dando la espalda a la comunidad humana, se está retirando a otro lugar, se encierra en un rincón emancipado de las «torturas del tiempo», nuestro mayor enemigo, del mismo modo que hace aquel que se retira a la literatura. El animal doméstico: extraño invitado a los pliegues más íntimos de la propia personalidad, allí donde también la literatura indaga, escruta, se alimenta."

La soledad del escritor. De la escritura.

Nos la han enseñado, la conocemos, los escritores nos hablan a menudo de ella... Duras, Woolf, Beckett, Pavese, Pessoa, Genet en su celda... ¿Qué excluye esa soledad? ¿Y qué incluye? A veces lo excluye todo. Duras ni siquiera escribía en el jardín. Allí, decía, siempre hay un gato, un pájaro, una ardilla... Ella requería la soledad absoluta, la casa encerrada sobre su propio ser. Para otros escritores, en cambio, la soledad incluye precisamente aquello que Duras excluye: un animal, un ser que no es humano, que no habla o interrumpe, que nos deja solos pero, al mismo tiempo, nos acompaña.

Para los autores de este libro, el perímetro de ese territorio, de esa soledad, no se cierra entonces sobre el escritor, sino sobre el escritor y el animal que lo acompaña. «Animal de compañía» es una expresión envejecida, acartonada. Y, sin embargo, podría ser bella por lo que implica: compañía. Compañía en la soledad de la escritura, en la soledad de la vida.

Los animales y la literatura, los animales y la escritura. El animal de compañía como auténtico compañero del escritor, como amigo, como único depositario de unos sentimientos, e, incluso, de unas ideas, que el autor no osaría compartir con nadie más. Depositario de las fuerzas, los deseos, los impulsos del íntimo modo de ser del escritor, los mismos que colaboran en el acto creador.

El animal como compañero literario. Porque quien tiene un perro, un gato, incluso un loro, un canario o un caballo al que se entrega y ama de un modo especial, de alguna manera le está dando la espalda a la comunidad humana, se está retirando a otro lugar, se encierra en un rincón emancipado de las «torturas del tiempo», nuestro mayor enemigo, del mismo modo que se retira a la literatura. El animal doméstico es admitido en los pliegues más íntimos de la propia personalidad, allí donde también la literatura indaga, escruta, se alimenta."